Aunque parezca que me refiero a una ceremonia mística, estoy hablando de algo muy concreto que sucede cada día en el mundo tangible. Pero tratándose de un hecho tan trascendental para los humanos, no está tan lejos el título del contenido, ya que este está cargado de simbolismo, interpretaciones, historia y prehistoria.
¿Cuál es el momento ideal para que la gente joven se inicie en las relaciones sexuales? Es casi una pregunta retórica.
Adelanto que no tengo una respuesta categórica, pero es muy positivo recrear este tema por cuanto interesa a una parte muy importante de la humanidad, nada menos que a ese eterno relevo de generaciones, a la juventud emergente, llena de hormonas y de ilusiones, fiadora de la cultura y responsable de seguir preservando el planeta.
Teóricamente cabe suponer que sólo cuando el joven alcanza la pubertad es cuando ya está capacitado y necesitado del contacto sexual pues ya le toca como miembro de su especie. Y de acuerdo al fin primordial del sexo, la reproducción, debía ser así. Pero en este terreno las cosas son complejas, hay mucho más que el impulso biológico. Y es porque interviene el factor aprendizaje.
Incluso en animales inferiores, tanto el ritual de cortejo como el acto sexual mismo, es transmitido de padres a hijos, esencialmente por imitación. Cuando un animal vive aislado de sus semejantes y pasa la infancia, la pubertad y la joven adultez en solitario, no basta el mandato del sexo para que logre un contacto efectivo. Si no aprendió en su momento lo que debía: no comprende nada; y muchas veces transmuta su deseo en agresividad.
En la humanidad que hoy conformamos, la transparencia en asuntos sexuales proporciona mucha información sobre este asunto a gente cada vez más joven, y es bueno que así sea. El tema sexo ha dejado de ser tabú en casi todo el mundo y por tanto la motivación por la primera experiencia sucede cada vez más precozmente.
Salvando principios morales de connotación religiosa, el concepto individual de pecado y algunas figuras legales, el momento del primer contacto sucede cuando el joven lo decide, y sobre eso no hay control total. Por eso es mejor negociarlo con el adolescente. En las hembras este contacto tiene un factor irreversible, la pérdida de la virginidad, más abstracta en el hombre. Lo cual matiza algo diferente la iniciación en cada sexo.
Considerando que la esfera sexual de la vida ha de ser una zona satisfactoria para completar la felicidad, sería ideal que a este acontecimiento crucial, el joven (chico o chica), fuera preparado para que no resulte en fracaso o decepción. Pues la marca que esto deja puede ser indeleble. Si la sana atracción o el flechazo de amor condicionan al acto sexual y este brota como ley armónica natural, el objetivo está logrado.
Si el primer contacto pleno sucede solo por imitación, o por lograr un estatus entre los demás jóvenes, o porque se piense que ha llegado la edad adecuada, caemos en una zona de riesgo.
¿Y quién prepara a los adultos?
ResponderEliminarCuando nos iniciamos en algo, se puede decir que asumimos riesgos, y en este caso, en el de la iniciación sexual, conlleva problemas añadidos porque, como bien dices, depende del país donde “te hayan educado” y sobre todo ¿quién prepara a los adultos? Esos adultos se encuentran en franca desventaja, pues desconocen cómo hacerlo, ya que en ellos mismos subyace esa especie de vergüenza al tratar estos temas con sus propios hijos porque muchos de ellos no tienen esa preparación y traen hijos al mundo con total desconocimiento y aprenden sobre la marcha. Esto es terrible, pero es la realidad. Actualmente tenemos a nuestro alcance mucha información pero sigo observando a padres y madres totalmente desorientados que prefieren sentarse frente al televisor para ver un partido de fútbol o una telenovela en lugar de dedicar su tiempo a esos hijos y aleccionarlos en ese terreno.
Nieves.
Soy profesora y os digo que los jóvenes andan desorientados.
ResponderEliminarEl exceso de información no pueden procesarla y acaban pensando que "todo vale".
Veo a adolescentes perdidos que buscan una salida a sus frustraciones donde no deben, en las drogas por ejemplo
Pero los adultos estamos demasiado ocupados....
Juana María, gracias por tu participación. Soy médico y por lo tanto estoy en una zona peculiar de la vida y hablo con lenguaje académico. Creo que tú estás en ventaja para darnos una opinión consistente, pues lidias día a día con los jóvenes. Por tu comentario, me percato de que la dosis de información se convierte en sobredosis; y éstas siempre intoxican. Te propongo medites alguna opción como profesora. Ceruto
ResponderEliminarOpino que pese al avance que ha tenido la humanidad en muchos aspectos aún le cuesta manejar este tema desde el punto de vista social, no existiendo una visión unificada ni un derrotero a seguir. si se invirtieran mas recursos e investigación en las ciencias sociales y no en la tecnología, el núcleo familiar podía ofrecer un mejor individuo a la sociedad.
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