La estación fría del año, el invierno, nos hace invernar a todos los seres vivos. No hay que ser una marmota ni un oso polar para sentir los efectos tranquilizantes que provoca la disminución de la luz ambiental y la temperatura. También los humanos invernamos, pero sin que esto signifique dormir por cuatro meses, pero sí sentimos una agradable pereza que deja de serlo cuando tenemos que madrugar. Pero un día llega la primavera y el sistema se activa. Pero despierta también el deseo sexual.
Se trata de una ley natural, condicionada por la regulación de las hormonas y desencadenada por efecto de la luz. La glándula pineal, que se encuentra en el centro del cerebro responde a la luz ambiental, por eso se llamó por los antiguos El Tercer Ojo. A partir de la señal de aumento de la luminosidad, se produce un alerta en el metabolismo de los seres vivos. Es la señal de que ha llegado la estación propicia para la procreación.
En el animal que tenemos dentro, el sexo es una forma de perpetuación de la especie, más allá de toda la poesía que se agrega con el sentimiento supremo del amor. Los ejemplares sexualmente competentes exponen sus mejores colores, sus mejores trinos, sus mejores galas. Se muestra la belleza en su máxima expresión con la pretensión de atraer a la pareja sexual.
No escapamos a esto. La moda primaveral la dicta el aumento de la temperatura ambiental y la necesidad de estar menos abrigados. Se expone así parte de nuestro cuerpo en alarde de belleza atractiva, salvando apenas lo imprescindible por pudor y buenas maneras.
Así, que nadie se alarme si su erotismo se acentúa en estos meses, no se trata de ninfomanía ni de satiriasis, no hay perversión ni enfermedad en el aumento franco del deseo sexual, es lo que toca y hay que fluir con la estación.
No se trata de que yo pretenda una campaña sexual, ni esté incitando a las prácticas intensas, simplemente me limito a describir un proceso natural, nada pervertido ni repulsivo, un impulso sublime de la raza, la expresión excelsa del amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario